El pueblo y el Papa

Van a venir los DÍAS HERMOSOS, en que el pueblo y el Papa se encontrarán para intercambiar sus efusiones de confianza y de amor en la peregrinación obrera que prepara el buen señor Harmel.
A menudo hemos visto al Papa. Sonríe, se anima cuando la gente le habla de los asuntos que más le interesan, como la educación superior y el trabajo de las misiones. Se conmueve cuando le hablan de Francia, pero nada le llega tanto al corazón como el pensamiento de la gente. Debieron haber visto SU ALEGRÍA, cuando Monsieur Harmel le sugirió que reanudara las peregrinaciones de los obreros. Nos pareció oír a Cristo decir a la gente: «Vengan a mí todos los que penan bajo el peso de las labores» [cf. Mt 11,28].
Cristo y los pequeños, la Iglesia y los trabajadores, el Papa y el pueblo, son uniones naturales, espontáneas, cimentadas por la caridad divina.
No es por política, no es por un interés de partido que el Papa va al pueblo, como hacen los políticos ambiciosos y la iglesita de los masones. EL PAPA va al pueblo, porque es el vicario de Jesucristo, obrero de Nazaret, amigo de los obreros, de los pobres y de los pequeños.
EL PAPA VA AL PUEBLO, porque la sustancia misma del Evangelio lo lleva y lo conduce. Los papas han liberado a los esclavos, han favorecido la democracia cristiana de la Edad Media y el régimen corporativo. Son esencialmente amigos del pueblo.

Han venido el Renacimiento y la impiedad racionalista, y los obreros han vuelto a ser los esclavos del capital y de la máquina.
¡Ay! Queridos obreros, no se dejen engañar por el hipócrita juego de las logias masónicas. La masonería es una camarilla de pequeños burgueses que se las arreglan para mantener el plato de mantequilla. Aman al obrero como su patrón Voltaire, quien decía: “Conviene que el pueblo sea guiado, y no instruido; él no es digno de ello. – Me parece esencial que haya mendigos ignorantes. – Las ideas de igualdad e de independencia y todas esas quimeras no son más que ridículas. ‘No hemos pretendido jamás iluminar a los zapateros y los sirvientes…’” (Cartas a Damilaville, d’Alembert, etc.).
Si esta gente te habla de benevolencia, míralas bajo la máscara, escúchalas hablar en sus círculos íntimos. Uno de sus maestros llama a los masones pobres la espantosa lepra de la masonería francesa.
(Bazot: Código de Francmasones, p. 176). Otro trata al masón indigente como un genio malvado. Leemos en sus directorios: «No reciban jamás en la Orden sino hombres que puedan darles la mano y no tenderla«. (Ragon: Curso filosófico de iniciaciones, p. 368).

¿Dónde están LAS OBRAS que la secta ha fundado? Uno de sus miembros desilusionados escribió: “Estoy obligado a constatar cómo esta congregación laica es, desde el punto de vista filantrópico, inferior a las congregaciones católicas que abomina, y en las que todas las actividades, todas las fuerzas y todos los recursos se dedican al alivio de las miserias» (Copin Albancelli: La franc-masonería y la cuestión religiosa, p. 183).
La obra masónica es esencialmente egoísta. La masonería ama a este pueblo como el lobo ama al cordero, para morderlo.
Y, sin embargo, esta gente sabrá decirse amigos del pueblo, cuando el interés de su dominación política lo exija. Las directivas políticas y sociales del Papa los han aterrorizado, porque la doctrina social del Evangelio, mejor comprendida, va a ganar al pueblo para la causa de la Iglesia que es la suya.
Han confesado melancólicamente el peligro que representa para ellos la democracia cristiana. Se preocupan por la República y la democracia como el Año Cuarenta. Son republicanos en Francia y monárquicos en Italia, para enojar a la Iglesia de Cristo y hacer sus propios asuntos.

Pero la mentira y la hipocresía no les cuestan más que a sus patrones, Voltaire y Diderot. Por eso han pensado, desde la organización de la Democracia Cristiana, que era necesario situarse, al menos de palabra, en la vanguardia de las reformas sociales. Lean el informe del Convento de 1897, sabrán allí que 52 logias contra 9 son partidarias de una legislación sobre el contrato y la regulación del trabajo; que 52 logias contra 10, quisieran la participación en los beneficios; 60 contra 4, el arbitraje en las huelgas; 56 contra 6, el desarrollo de las libertades sindicales; 53 contra 8, el reconocimiento de la responsabilidad del patrón en caso de accidente o de enfermedad profesional; 53 contra 4, instituciones en vista del desempleo; 57 contra 2, medidas de previsión para la organización del retiro.

Todo esto, con ellos, es una señal. Llegados a la Cámara, no se darán cuenta de nada. Los democratacristianos redactaron el programa social del Evangelio, inspirados en las enseñanzas pontificias, los francmasones quisieran atribuírselo para sacar las castañas del fuego.
¿Por qué hace falta que las vacilaciones de ciertos católicos timoratos e inconscientes retrasen nuestra marcha?
Vengan, queridos obreros, empleados, y todos los que están en una condición penosa y que deben aprovechar las reformas sociales cristianas, vayan al Papa: la fuerza y el futuro están ahí. Los políticos les están engañando. El Papa es el reformador concienzudo, convencido, inquebrantable en su fe. Vayan y díganle que están con él y que cuentan con él.
Hace falta que esta peregrinación de Octubre sea una GRAN DEMOSTRACIÓN. Patronos cristianos, favorézcanla enviando representantes de sus fábricas y talleres.

Hace falta que los peregrinos vuelvan llenos de confianza y de afecto por el Papa, y que a su regreso sigan de lleno su programa, el programa de la democracia cristiana de Lyon, sin detenerse en algunas objeciones de detalle.
Mejor presentado y defendido, este programa nos hubiera valido en las elecciones últimas cincuenta éxitos más. Una parte se perdió.
Vayan a Roma, queridos obreros, es un deber del corazón; ninguna persona durante siglos ha hecho más por ti que León XIII. Él preparó las reformas sociales exigidas por la justicia y la caridad.
Vayan a Roma, a los pies de León XIII, allí les prometemos las mejores y las más puras alegrías de sus vidas.
El PAPA y el PUEBLO están hechos para amarse; vayan a cimentar esta amistad.

Abate DEHON

La Chronique du Sud-Est, N. 8, agosto 1898, pp. 260-261.

Deja un comentario

Bienvenido

Aquí vas a encontrar extractos seleccionados de los escritos del Venerable Padre Dehon y artículos relacionados con su pensamiento.